sábado, 23 de julio de 2011

De lo que hace que la vida valga la pena

SOBRE LA AMISTAD

Este es un tema que a pesar de haber sido estudiado por Aristóteles hace tanto tiempo, sigue siendo y siempre seguirá siendo vigente mientras existan hombres y mujeres conviviendo y viviendo sus propias vidas.

Tema sobre el que ya había reflexionado previamente, del que me sorprendió descubrir que muchas de las conclusiones a las que llega Aristóteles son parecidas a mis mismas conclusiones.

En primer lugar, es cierto que la amistad es una cosa buena, es más es justo decir que la amistad es de las cosas que hacen que valga la pena vivir la vida, sin embargo muchos de nosotros nos hemos lamentado al ver que la amistad la más de las veces no puede considerarse como algo estable, sino que es algo que varía con las circunstancias como a cualquiera le puede haber ocurrido, la amistad desaparece cuando varían las circunstancias e incluso la cultura popular está repleta de dichos y frases al respecto (respecto a que en la abundancia se hacen los amigos, pero los verdaderos amigos son los que permanecen en la dificultad).

¿Qué es lo que ocurre aquí?, Aristóteles diría que existen distintos tipos de amistad, la amistad que brota del placer, la amistad que brota del provecho, y la amistad que brota de la virtud, las primeras formas de amistad son efectivamente las que varían, porque es cierto que lo que en determinado momento nos es placentero o provechoso, puede dejar de serlo, la amistad entre hombres buenos es por lo tanto la más firme, puesto que esta surge de la virtud.

En cuanto a si la amistad se da entre semejantes o desiguales, o si puede existir la amistad entre un hombre bueno y uno malo o si la amistad es posible entre dos hombres malos, es necesario ir por partes.

En primer lugar la amistad entre desiguales puede darse, es más, puede incluso ser la amistad más provechosa puesto que, en determinado momento el mismo Aristóteles acepta que la amistad que se da entre extranjeros es la más firme de todas puesto que ellos no tienen un objeto común que disputarse.

Otra cosa que es clara es que lo que nos mueve a la amistad, más allá de lo grato que siempre resulta la compañía de otras personas que nos escuchen o nos entiendan, no siempre es equivalente entre dos personas que se dicen amigas, es decir, en una puede darse que lo que la mueve a buscar la amistad de la otra es el provecho, pero lo que movió a la otra persona es la virtud, puesto que la segunda persona es una persona virtuosa y es más propensa a la amistad, pero la primer persona simplemente obtiene un provecho ya que al no ser una persona virtuosa obtiene cubre su carencia con lo que le ofrece la otra persona.

Partiendo de los motivos que mueven a la amistad, es obvio que un hombre malo puede ser amigo de un hombre malo pero en este caso lo que los estaría moviendo es el provecho o el agrado pero nunca la bondad, y por esto esta amistad estará condicionada a las circunstancias y puede convertirse en la más terrible enemistad.

Una de las cosas más importantes que menciona Aristóteles es que, incluso en el supuesto imposible de que una persona sea autosuficiente, aún así necesitará de la amistad puesto que sólo en cuanto nos vemos reflejados en los demás podemos llegar a conocernos a nosotros mismo, entonces de ahí concluimos que la amistad es UN MODO DE CONOCERNOS A NOSOTROS MISMOS.

La amistad, después de todos los años que han transcurrido desde que Aristóteles vivió, el mundo no obstante, si ha cambiado, muchas cosas han ocurrido desde entonces y hoy más que nada estamos viviendo una transformación continua.

Hoy en día es posible considerar a alguien “amigo” sin siquiera conocerlo, sencillamente porque se percibe una lejana afinidad, pero claro, cualquiera diría que la verdadera amistad es la que surge del diálogo, cara a cara, la oportunidad que a mi parecer ofrecen las herramientas del mundo actual es sencillamente que ahora es más fácil encontrar gente que podría llegar a ser amigo nuestro, pero todo lo demás ya depende de las personas.

La gran virtud de los amigos verdaderos es amarse mutuamente, la gran necesidad es que exista una relación de semejanza e igualdad entre ellos. La amistad por interés surge por contraste, precisamente para compensarse mutuamente lo que les hace falta. También me parece importante recalcar que la amistad es una actividad, y una actividad que en sí misma es su fin, por lo tanto, como cualquier actividad, hay que ejercitarla para que crezca y se consolide, en pocas palabras para saber ser amigo hay que ser amigo.
La amistad verdadera tiene que ver con la asociación y las cosas en común y exige tener suficiente autoestima como para sentirse digno de ser amado, de esto se sigue que es posible amarse a sí mismo, y el que se ama a sí mismo efectivamente quiere el bien para sí, pero esto no lo hace alguien egoísta , puesto que “en la persecución de lo que es honesto y digno, será un amante de sí mismo, mientras que en la persecución de de los bienes materiales y los placeres, no será el sino el que es malo, el amante de sí mismo”
Se puede tener amigos verdaderos cuando uno es también amigo de sí mismo, que es a quien por sobre todo se deberá amar.
Según Aristóteles el hombre de bien en cierto sentido es el más egoísta de todos los hombres, egoísmo noble muy diferente al que conocemos con otro significado.
Quiere decir que haciendo el bien, ese hombre sin tener esta intención, obtendrá por añadidura un resultado que será de provecho propio, haciendo sólo lo que tiene que hacer, lo que su inteligencia y su razón le permite elegir.
Desear el bien a alguien nace a la vista de la virtud o de un mérito y desde allí puede nacer una amistad verdadera.
La concordia entre amigos significa que los dos tengan la misma opinión en las mismas circunstancias porque comprende los intereses comunes y las necesidades sociales, al ser ambos voluntades de espíritus rectos que permanecen inquebrantables. Por lo que de la concordia puede surgir la amistad
Se puede tener amigos verdaderos cuando uno es también amigo de sí mismo, que es a quien por sobre todo se deberá amar.
Según Aristóteles el hombre de bien en cierto sentido es el más egoísta de todos los hombres, egoísmo noble muy diferente al que conocemos con otro significado.
Quiere decir que haciendo el bien, ese hombre sin tener esta intención, obtendrá por añadidura un resultado que será de provecho propio, haciendo sólo lo que tiene que hacer, lo que su inteligencia y su razón le permite elegir.

Conclusión:
Efectivamente, creemos que la verdadera amistad es una virtud, es algo notoriamente bueno puesto que la amistad que surge de la bondad y de la virtud jamás deseara el mal al otro o tendrá consecuencias nefastas, entonces cuando alguien es inducido al vicio o sufre un accidente, o es dejado a la deriva o no está creciendo en virtud por causa de alguien que se dice su “amigo”, no estamos ante un ejemplo verdadero de amistad sino de otra cosa, o en todo caso de la amistad que surge del placer o de la conveniencia, en todo caso, buscar la amistad de otros para abatir la soledad, encontrar compañeros de vicios, resolver problemas, en todo caso, no sería una amistad virtuosa y desaparecerá a las primeras de cambio.
El que se ama a sí mismo, el que practica el egoísmo virtuoso, es quien puede ofrecer la amistad que surge de la bondad, puesto conjugará la concordia, el interés compartido en el que el bien del otro le provoca un bien.
La conclusión final, que me parece que debemos obtener de todo esto es; Ser para los otros el amigo que quisiéramos para nosotros mismos, es la clave de la verdadera amistad, a fin de cuentas, otra forma en que se aplica la regla de oro universal.

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