viernes, 14 de mayo de 2010
El lenguaje y el tiempo 2/3
2. El futuro
Pero comprender puoi che tutta morta
Fia nostra conoscenza da quel punto
Che del futuro fia chiusa la porta
(Por lo cual puedes comprender que
Moriría nuestro conocimiento en cuanto
Se cerrara la puerta del porvenir)
Dante, infierno X
El futuro se compone de puertas abiertas en las que aguarda el caos y viejos pánicos, pero también el futuro se encuentra lleno de libertad por que es algo indefinido. Elías Canetti en Die Befristeten (1956) imaginó una ciudad en que todo ciudadano es designado con un número, que es el número de años que vivirá, porque el progreso de la ciencia ha superado hace mucho tiempo los enigmas y terrores de lo desconocido, nadie vive más allá de su momento, nadie muere antes de su hora, en esta sociedad nadie se atreve a revelar la fecha de su nacimiento, esta se aloja en un relicario que todos están obligados a llevar alrededor del cuello, el guardián de los relicarios rompe el sello en el momento de la muerte, y así puede confirmar la duración de la vida de la persona. Pero como en todas las novelas que narran esta clase de cosas, existe un rebelde, enamorado de la libertad, del futuro indefinido, que inicia una revuelta que triunfa al descubrir que los medallones estaban vacíos, al descubrir esto se ha ganado la libertad de la incertidumbre pero algo se ha perdido a cambio: la infalibilidad.
El problema del futuro distante radica en la nitidez de la percepción, no hay ninguna imagen mental que pueda representar coherentemente cantidades como diez millones de años, o cinco millones de años en el pasado. El lenguaje es un vehículo apto para relatar los sucesos cotidianos, algunas cosas extraordinarias y todas las maravillas de la imaginación, pero se ve muy limitado cuando se enfrenta a proyecciones del tiempo que se extienden al infinito, incluso podría afirmarse que el lenguaje se mueve en la realidad “finita”. Sin embargo, la existencia de una articulación del futuro por medio de lenguaje es en sí misma notable, en palabras de George Steiner, “hay que empezar maravillándose, regocijándose con vehemencia ante el hecho escueto de que existan formas futuras del verbo, de que los seres humanos hayan desarrollado reglas gramaticales que permiten expresarse de manera coherente sobre el mañana, sobre la última media noche del siglo, sobre la posición y luminosidad de la estrella Vega situada a medio billón de años luz de aquí”.2
Pasado, presente y futuro se conjugan en un acontecimiento que tiene su propia lógica del tiempo. C.H. Dodd en The coming of Christ nos dice que el sacramento de la eucaristía se ubica en pasado, presente y futuro en cada misa pues se actualiza y se vuelve a vivir cada vez que se realiza, se convierte en presente ese pasado. Pasado, presente y futuro se conjugan también en un solo presente, pues el pasado es sólo aquello que se recuerda en el efímero presente y el futuro deja de ser futuro cuando llega. Los que se saben condenados a morir dejan de usar términos para referirse al futuro y caen en el abuso de eufemismos, Steiner se lamenta de la imposibilidad de un estudio lingüístico sobre los tiempos futuros a los que se refieren las sectas suicidas en cuanto se acerca la fecha de su ceremonia final.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario