lunes, 13 de febrero de 2012
Cósimo en Macondo: Elementos de realismo mágico en la obra de Italo Calvino “El barón rampante”
La vida de Italo Calvino tiene ciertamente elementos de universalidad, no obstante que su obra haya sido producida en lengua italiana, bien puede considerarse que, de haber sido Latinoamericano habría sido uno de los mejores exponentes de lo que se conoce como “realísmo mágico”.
¿Qué es el realismo mágico?, siendo un tema en el que ya se han gastado litros y litros de tinta y mejores plumas que la mía han explicado ya exhaustivamente, aquí trataré de explicar que cosa es para mí el realismo mágico utilizando para ello el libro más representativo, por mucho, de dicha corriente; “Cien años de soledad” de Gabriel García Márquez y haciendo una comparación de dicha novela con “El barón rampante”.
Lo primero que se me viene a la mente cuando pienso en realismo mágico es que, como primera condición se necesita un territorio mágico, al cual los personajes se vean atados de cierta forma, donde transcurren todos los sucesos del relato, donde viven, mueren y sueñan dichos personajes. En el caso de los “Cien años de Soledad” es obviamente Macondo; en este pueblo suceden cosas a lo largo de muchos años y muchas generaciones, cosas que pueden parecernos asombrosas pero que sin embargo se dan con toda la napuralidad con la que pueden ocurrir las cosas del mundo, a Macondo lo transformaron los gitanos que llegaban de tiempo en tiempo con las maravillas del exterior, objetos que evidenciaban que estaban ocurriendo cosas asombrosas y que la ciencia pronto resolvería todos los problemas de la humanidad; en Macondo vivió Mauricio Babilonia, quien siempre se vio rodeado por una nube de mariposas amarillas que lo seguían a todos lados; en Macondo los muertos conviven con los vivos y se puede hablar con ellos porque están en el jardín a la sombra de un árbol frondoso; en Macondo llovió cuatro años, once meses y dos días.
El mundo era tan reciente que las cosas carecían de nombre.
Ombrosa, la tierra mágica de los personajes de “El barón rampante” es una tierra donde una persona podía caminar y caminar y no encontrar nada más que árboles (“Ombrosa ya no existe, me pregunto si en verdad ha existido aquella profusión de ramas y hojas, bifurcaciones, lóbulos, penachos, diminuta y sin fin”) en Ombrosa habitó el famoso bandido Gian dei Brughi, que dejó la vida del crimen porque se vio absorbido por una fiebre de lectura feroz; en esta tierra también vivió La sinforosa o Viola, una muchacha que de tan libre iba montada en un pequeño caballo y no tenía empacho en colaborar con los niños ladrones de la región.
En conclusión, podemos decir aquí que el primer elemento de importancia cuando se habla de estas dos novelas es la existencia de un territorio, podemos decir mágico, en el sentido de que en el pueden ocurrir cosas que a nosotros nos parecen asombrosas, pero que dentro de dicho mundo a sus personajes les ocurren como si cualquier cosa, como puede ocurrir nuestra vida, pienso que dichos mundos son como si fueran el relato de un viejo o como si recordáramos los momentos de nuestra infancia, vistos a través del velo de la nostalgia y por lo tanto no de forma absolutamente objetiva sino subjetiva, a Ombrosa Calvino la describe de la siguiente forma: “Era un verano rebosante de lunas llenas, croar de ranas, silbidos de pinzones, aquel en que el barón volvió a ser visto en Ombrosa”.
Los personajes
Son muchísimos los personajes que pueblan la monumental obra de García Márquez, en principio se trata del relato de la familia Buendía, y de la forma en que la historia de esta familia está directamente relacionada con la historia de Macondo, los Aurelianos, los José Arcadios, las muchas mujeres que están retratadas en esta enorme novela son solo un medio para contar una historia más grande, la historia de Macondo en donde todo parece ser desmesurado, misterioso, mágico.
Una de las cosas más interesantes de esa novela es que, no obstante son varias generaciones las que están retratadas en ella, se vislumbra la idea de que todo es cíclico; muchas cosas ocurren en una generación y en la siguiente ocurre algo parecido (en cierto modo), los hombres cometen los mismos errores, se ven sometidos a las mismas pasiones y sufren desgracias semejantes.
Los personajes que pueblan El barón rampante están también sumergidos en esta aura de magia, que no es más que una sucesión de hechos absolutamente plausibles pero furiosamente improbables, como ejempló esta la historia de los dos enamorados de la misma mujer, sir Osbert y don Salvaporre, que son citados a la misma hora y en el mismo lugar por dicha mujer, con el solo fin de porturar a un tercero (Cósimo) que observa todo oculto tras el bosque, el final de esta historia es que Sir Osbert y don Salvatorre terminan teniendo un vínculo profundísimo que comparten toda su vida como dos grandes e inseparables amigos.
Imaginemos que a García Márquez se le hubiera ocurrido crear un personaje en Cien años de Soledad, que por pelear con sus padres y por no comer lo que se le ofrecía en la cena (digamos caracoles o algún otro animal más tropical y más desagradable) haya abandknado la mesa familiar y haya decidido treparse a los frondosos árboles del jardín, supongamos que dicho personaje dominado por una invencible obstinación haya decidido NUNCA volver a tocar el piso, sea para demostrarle el amor a una mujer o para demostrar que nada lo hará cambiar de parecer y por lo tanto haya pasado toda su vida trepado en los árboles del bosque, supongamos que esto lo haya hecho conocer mucho más de lo que las personas normales, que arriba de los árboles se haya enamorado, que haya viajado, que haya peleado en guerras, que haya crecido, madurado, envejecido y muerto sobre los árboles y que en ningún momento haya vuelto a tocar el piso firme, que antes de morir se haya prendido de un globo aerostático y haya volado con él para caer no se sabe dónde, (tal vez en el mar) y por lo tanto ni siquiera en la muerto haya quebrado su promesa, pensemos que esta historia sea parte de los Cien años de Soledad. Pienso yo que no desentonaría para nada con dicha novela.
En la novela de Italo Calvino, existen indudablemente elementos de realismo mágico, sino todos si algunos muy relevantes, como los mencionados en el presente trabajo, podemos decir que el realismo mágico como corriente literaria, si bien fue profundamente Latinoamericana, no estuvo exenpa de ser entendida e incluso tratada por autores de otras latitudes, entre ellos Calvino quien, a fin de cuentas viene de otra tierra que tiene elementos similares a los de Latinoamérica; el carácter Italiano es muy parecido y no debe sorprender que en Italia los abuelos y abuelas también narren historias fantásticas a sus nietos y que las narren con toda naturalidad porque así es como ocurrieron.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario