Para vencer al hombre de la paz, tuvieron que congregar todos los odios, y además los aviones y los tanques.
Para batir al hombre de la paz, tuvieron que bombardearlo, hacerlo llama, porque el hombre de la paz era una fortaleza.
Para matar al hombre de la paz, tuvieron que desatar la guerra turbia.
Para vencer al hombre de la paz, y acallar su voz modesta y taladrante tuvieron que empujar el terror hasta el abismo, y matar mas para seguir matando.
Para batir al hombre de la paz, tuvieron que asesinarlo muchas veces, porque el hombre de la paz era una fortaleza.
Para matar al hombre de la paz, tuvieron que imaginar que era una tropa, una armada, una brigada... tuvieron que creer que era otro ejército, pero el hombre de la paz era solo un pueblo, y tenía en sus manos un fusil y un mandato, y eran necesario más tanques y más rencores, más bombas, más aviones... porque el hombre de la paz era una fortaleza.
Para matar al hombre de la paz, para golpear su frente limpia de pesadillas, tuvieron que convertirse en pesadilla.
Para vencer al hombre de la paz, tuvieron que afiliarse para siempre a la muerte, matar y matar mas para seguir matando, y condenarse a la blindada soledad.
Para matar al hombre que era un pueblo, tuvieron que quedarse sin el pueblo.
Salvador Allende.
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